No somos mente común

No somos mentes insulsas,
la sociedad superflua quizá no profundiza,
le extraña una mirada distinta,
una crítica a su banal modo de vida, 
no comprende a la mente ingrávida,
a la que peregrina en los rascacielos,
a la que no tiene los pies en el asfalto,
la que busca más allá de una mirada,
la que no se convence de frases,
la que imagina el futuro,
y también lo mezcla en el pasado (a veces)
la que cree en el arte,
la que aprecia las minucias,
la que desprecia al ostentoso,
la que pasea y se mezcla en el mundo,
la que agarra la poesía, la llora y la alegra,
la que a una canción exprime su compás,
su perfección, su complejidad, su cadencia,
que acaricia los pliegues de una violeta,
y perdona la más nimia de las vidas (si es que hay alguna que sea nimia)
que crea, piensa, y se engrandece con promesas simples,
no, el mundo, quizá detesta esas mentes.
Al mundo le suele estorbar lo que lo muestra como realmente es.
Para eso están esas mentes que creen en las utopías, para desnudar al mundo, avergonzarlo y re-crearlo